La lluvia para los melancólicos

(Recomendación: reproduzca el video mientras lee mis palabras.)

Para los melancólicos, los días lluviosos son pequeñas muertes. Así como la lluvia, caen los recuerdos. Los buenos, los malos, sobre todo los que no volverán. Pareciera que las gotas se hacen lágrimas que el cuerpo absorbe y vuelve a largar por los ojos, a cántaros, a cataratas, a mares, a océanos. Y nos cuestionamos por qué no tal cosa, por qué si tal otra, qué hubiese pasado si yo..., ¿Cuánto faltará para que pare?. Mientras tanto los dos océanos rodando por las mejillas que a esa altura ya tienen surcos por el paso del agua. Tenemos civilizaciones de recuerdos viviendo a los márgenes del improvisado río. Vamos limpiando las ciudades, vamos recorriendo todos los condados: sacamos absolutamente todos los recuerdos de la raza alegre (no nos sirven para estos días). Sentimos que nos invaden el pecho, respiramos entre cortadamente, vamos largando todo el agua, y miramos por la ventana esperando que pare.